Cómo sobrevivir al Currículum Vitae sin estreñirse en el intento

1988, justo a mitad del gobierno de “Caballo Loco”. El alharacoso Alan García con su inflación anual, que increíblemente se leía con coma de miles.  Un año singular para salir al “mercado laboral”.  Había terminado Administración en la Católica de Arequipa y, naturalmente, estaba asustado por el futuro que me esperaba. 

“Felizmente estas saliendo a trabajar en una época difícil”, me dijo mi papá. “Cuando el Perú mejore, tú ya tendrás práctica en épocas duras y el camino será más llano”. Muchísimo tiempo después:   “Oye, Pa, hace años me dijiste que el Perú cambiaría y tendríamos un futuro promisorio, y hasta ahora nada”.  “Sí…creo que fui un idealista”, me confesó.

En agosto de ese 88 estaba buscando alternativas de trabajo y se presentó uno de mis ángeles, esos que siempre me han acompañado en el camino.     – no quieres vender polos?, me dijo Hernán Abusada.  ¡Claro que si! Hago cualquier cosa para ganar plata, le respondí.  – Tengo una sociedad con José Abugattas y estamos distribuyendo polos de una fábrica de Lima.  Se llamaba Polocentro y tenían un local grande en la calle Rivero.  – Te damos los polos a consignación, los vendes y nos cancelas después.   Anda mañana a la calle Siglo XX (exactamente donde ahora queda La Gran Vía) porque  tengo un local desocupado. Quizá te interesa abrir una tienda ahí. 

Temprano al día siguiente fui a ver la posibilidad y aunque de verdad estaba bastante deteriorado el local las ganas eran lo que contaban.   – “Lo pintamos de blanco, para darle amplitud, hacemos colgadores metálicos, un par de repisas y listo”, le dije a Javicho, quien me acompañaba esa mañana y quien fue mi primer compañero de trabajo. No había baño así que la pichi tocaba en el canchón trasero que a su vez era una cochera.  El piso era de vetusto ladrillo pastelero; por lo que debíamos tener cuidado que se levante uno y nos pudiéramos tropezar.  Y varias veces ocurrió. 

“Y cuanto es el alquiler?  le dije, -Págame lo que tú quieras y ya vamos viendo, me respondió. – Cuando yo abrí mi primer negocio en Mollendo tu papá me ayudó mucho y ahora yo lo hago contigo.  Recuerdo esa frase claramente hasta ahora al punto que se me eriza la piel de emoción de traerla nuevamente al presente. 

“Mañana me buscas en el almacén y ahí coordinamos.  Fuimos con Javicho, muy emocionados hacia la calle Muñoz Najar, donde se ubicaba el enorme depósito de Polocentro.  Ahí, mi tercer ángel, José Abugattas, le dijo al encargado:  “dale a Jorge todo lo que quiera y que solo te firme las guías. El después liquidará en la oficina esa consignación.   ¡Casi me desmayo!  “¿todo lo que quiera?”.  “Si, agarra no más y vende todo, me respondió.  

Siempre he tenido claro que la vida nos brinda herramientas: podemos tomarlas y usarlas o dejarlas para que las aproveche otro. Las primeras herramientas que me dieron José y Hernán las alcé en el acto.  Por ello siempre mi especial gratitud a ellos dos, mis ángeles. Tengo la gran alegría de habérselos agradecido en persona, mirándolos a la cara, hace pocos años.  Gracias, muchas gracias por lo que hicieron por mí. ¡Confiaron y me dieron un empujón increíble en la espalda que me dura… hasta ahora! 

Además de estos ángeles a mi espalda yo tuve el beneficio, que no todos tienen, de no empezar de cero porque tenía el apellido Zuzu que me ayudó bastante y al que supe aprovechar. Incluso, en los primeros créditos de proveedores o bancarios el apellido me ayudó, porque ni aval me pedían.

Entonces abrimos PoloFerta. Venta de polos y mucha variedad de prendas de algodón. Yo me encargaba de la administración; Javicho, de las ventas; y Patty de la caja y apoyo en ventas.  

img_5285-1
img_5284

“Te sugiero que tomes seguro contra incendio y robo”, me dijo mi papá.  “¿Seguro, no es un gasto ahora innecesario?”. “Mejor es que lo tengas”.  Lo hice, y desde ahí nunca he tenido un negocio sin seguro que cubra todo.  A los dos años, una madrugada de domingo veraniego, levantaron las calaminas del techo y se llevaron casi toda la mercadería.  Me quedé petrificado porque había perdido el 80 % del inventario. A las pocas semanas cobré el seguro y el negocio continuo sin problemas.  Sabio mi papá; mi primer ángel.

Ese apoyo que circuló conmigo, de lo que escribo líneas arriba, lo replico con algo que me funciona a medias y que llamo Escuela de Negocios, un espacio continuo y permanente donde asesoro a personas que tienen ideas de negocios o que quieren ordenar los suyos y donde yo les doy consejos que me han funcionado. Llevo esa práctica casi tres años, y aunque me gustaría que haya más gente, me es satisfactorio poder dar una palabra de aliento, un jalón de orejas o ayudar con un estado financiero donde puedan ver claramente los números de sus negocios.  “¿Por qué lo haces?. Y todavía, usando tu tiempo semanalmente y sin cobrar” Mucha gente me ha dicho. -“Lo hago porque tengo y quiero devolver los sabios consejos que también me dieron a mí. Pienso en mis ángeles. 

Así que si alguien, al leer esto, le interesa asesoría gratuita, permanente y sin maquillaje de mi parte, solo me tiene que timbrar y comenzamos. 

A los pocos meses, al costado de PoloFerta, abrí Prestaya, una oficina dedicada a la colocación de microcréditos. Mis primeros pininos en préstamos…que hasta ahora me dura.

De polos a autos

Elecciones del 90 y salieron Vargas Llosa y Fujimori para la segunda vuelta.  Están diciendo que, de ganar cualquiera de los dos, aplicaran economía liberal y el mercado se expenderá después del desastroso Alan. 

Salió elegido Fuji y Kike, mi cuñado, con el olfato de negocios que lo caracteriza, me dijo – préstate plata y vamos juntos a Miami a traer autos nuevos. El mercado automotriz estaba desabastecido así que me presté de mi papá 14,000 dólares y viajamos la primera quincena de agosto, a los pocos días de la juramentación del nuevo presidente.  

En ese viaje pasó algo muy anecdótico que vale la pena recordarlo: Kike llevó billete para comprar tres vehículos y yo solo para uno. Como él conocía el negocio, compramos dos Jeep Cherokee y dos pick up Chevrolet Silverado y las trajimos por Arica. Cuando llegaron al puerto fuimos a recogerlas muy emocionados y cuando pasamos Santa Rosa, la frontera peruana en Tacna, Aduanas nos dijo que la ingresemos no más al almacén de ellos porque … aún no había reglamento de importaciones ¡.   El buen tino de Kike, para ser el primero en importar, dió sus frutos porque se vendieron las cuatro unidades muy rápido, pero tuvimos que esperar algunos días para desaduanarlas con la nueva reglamentación.   

img_5282

Después de esa experiencia volvimos a viajar varias veces a seguir comprando ya que se vendían literalmente como pan caliente. Al poco tiempo se fundó Panamotor, lo que ahora es el inmenso Perumotor, donde tuve un pequeño accionariado, y donde, gracias a la empresa,  viajé muchísimo y especialmente donde aprendí más; mucho más. 

Recuerdo que los viajes a Iquique, Arica, Panamá y Miami eran con una frecuencia realmente vertiginosa, pero que a esa edad ni sentía el cansancio.  Todo era adrenalina. Muchas veces viajábamos los dos con dinero cash porque no había el control de ahora y, solo recordar las inmensas cantidades de dinero que cargábamos en efectivo aun me parece increíble.  Una de las veces llegamos a Panamá y compramos como diez Nissan Sentra y el vendedor de la tienda nos miraba como que fuéramos narcos. ¡Un chiste!

Paralelamente, en una de esas navidades, criamos pavos con Beto, y por una cuestión de suerte por un virus en la competencia, el precio se disparó por las nubes. Lo que gané en esa corta campaña, me alcanzó para comprar un lindo auto usado.

img_5279

Estuve con Kike hasta fines del 93 y con la buena plata que obtuve en esta sociedad, y la invaluable experiencia, me vine a Mollendo en enero del 94. Con Beto pusimos Gran Pig. Una granja porcina.  

De autos a chanchos

Tuvimos cuidado en tener marranos magros, de carne con poca grasa, lo que hacía que nuestros precios de venta fueran mejores. Prácticamente toda nuestra producción era para Arequipa. El camal de Cerro Colorado y la “Srta” Candy (tendría unos 65 años) era una capa en el rubro y nos compraba todo pagándonos religiosamente. Logramos tener una relación muy estrecha y afectuosa que recuerdo con cariño.  

A los pocos meses de operar Gran Pig me tuve que hacer cargo de la parte operativa del negocio, porque yo veía la administrativa. El papá de Beto falleció intempestivamente y él y Rafo tuvieron que encargarse de los negocios familiares.  Así que aprendí a balancear alimentos, castrar lechones, inyectar vitaminas y controlar la “logística” de las montas de los afortunados padrillos que correteaban a las madres “alunadas”. Estas, al estar en su periodo de ovulación, venían con un ritmo amatorio realmente frenético y envidiable.  Al ser de tremendo tamaño el padrillo, muchas veces el pene atornillado del emocionado galán no encajaba, por lo que yo, cual cupido enamorado y con guante de látex en mano, tenía la auspiciosa labor de lograr la bendita conexión. 

Esta granja logro crecer hasta tener algo más de 600 puercos y una producción semanal de al menos 25 destinados al camal, así que nuestro flujo era bueno.

Gran Pig fue una experiencia linda y extraña porque era todo nuevo para mi. Trabajaba aislado en el km 5 hacia Mejía y creo que mi “chunchería social” fue inevitablemente “in crescendo”. 

Leí que las madres daban de lactar mejor con música, así que, con Toribio, José y César instalamos parlantes en los amplios corrales.  ¡Imagínense un ordeño con el fondo de una aria con la voz de Pavarotti! 

En esos días de 1995 compré también un tracto cisterna para trasladar agua a la planta de Sipesa, lo que prometía ser un gran negocio, pero vino la corriente del Niño y no hubo pesca por lo que mi incursión duro menos de un año.  Decidí salir del negocio y voltear la página. A los pocos días, justo el día de mi cumple, lo pude vender.  Felizmente, pude reprogramar la perdida generada y la pagué en 24 meses.

img_5283

Los números eran neutrales en Gran Pig, y al haber pasado dos años sin crecer el patrimonio, decidimos con Beto liquidar paulatinamente el negocio.  El costo de obtener carne de mejor calidad iba directamente contra el costo y nuestra rentabilidad era mínima.

Hable con Carlos, que en esa época estaba en el BCP, y como tenía un muy buen puesto, me ofreció un crédito para poner un hostal en Arequipa.  Por poco termino acomodando almohadas en la Ciudad Blanca. “¿No has pensado en electrodomésticos?”, me dijo mi papá. “No, el mercado es muy chico y las dos tiendas que están en Mollendo no crecen hace años, le respondí.  Felizmente me equivoqué, porque había que hacer las cosas diferentes.

Gracias a la gestión de Carlos conseguí 42,000 dólares de préstamo del BCP sin garantía (en esas épocas los créditos eran otorgados más por olfato que por estados financieros). A fines de febrero del 96 viajé a Lima a comprar electrodomésticos.  Estaba naciendo Credishop.

De chanchos a TVs

El 6 de abril del 96 como a las 10am mi Ma fue la primera clienta. “Espero te dé suerte”, me dijo.  ¡Lo hizo con tan buena vibra que la “suerte” me dura décadas!  

Esa noche llegué a mi casa después de las 10 y recién me di cuenta de la inauguración.  Los siguientes meses para mi fueron un limbo y la memoria se me ha borrado por el correteo y efervescencia del nuevo negocio.  Muchas veces he contado que Credishop fue mi mayor riesgo comercial. Mi patrimonio total no llegaba ni a los 30,000 dólares y me endeudé con 42,000.  Una superlocura de la que no fui consciente.  A los meses, las deudas del negocio ya eran mayores a 100,000 dólares y yo ni cuenta.  Ese primer cierre anual, en diciembre 1996, hice mi primer balance y me sorprendí del resultado. ¡Para bien! Desde ese año, hago balances religiosamente, llueve o truene, el primer día de cada trimestre.

Credishop fue para mí también una experiencia estomacal porque, aunque suene feo, me estreñía con tanta deuda así que mi mejor laxante era conseguir el dinero para pagar, y una vez resuelto, corría instantáneamente al baño. 

Ahora lo cuento con gracia y cuando alguien me pregunta cómo hice para crecer en Credishop, le respondo: “No cagué los primeros ocho años”.

img_5281

“¿Qué haces tan temprano en la tienda?”, me decía el vigilante de la cuadra cuando me veía entrar al local.   Calculo que durante los primeros años de Credishop mi vida fue a un ritmo cardiaco alto que dió sus frutos pero que también me quitaron horas.  

Confieso que muchas noches llegaba a mi casa pasadas las 10, besaba a mis tres hijas que dormían y me ponía a llorar a solas, parado, viéndolas y diciéndoles en silencio que tenía que trabajar así porque quería hacer billete para protegerlas, para que no les falte. Ahora lo vomito con nostalgia, pero admito que en esos años sufrí, y mucho. Ese es mi costo, me repetía.     

Karen, en silencio, fue testigo de mis deliberadas ausencias.

Quizá como disculpa a mis desequilibrios iniciales, adopté la tesis por la que pienso que debemos  cumplir etapas que nos corresponden según la edad que vamos viviendo.   Entonces mi impulso fue saber que tenía que producir para sembrar, como hace un bebé al babear, un niño en primaria al estudiar, un adulto al trabajar y un viejo al cambiar de actividad y jubilarse.  Soy un ferviente creyente y propulsor que todo corresponde a una fecha en nuestras vidas. Un niño que apenas gatea no puede pretender correr una maratón porque recién aprenderá a caminar y un viejo no tiene por qué criar nietos. En ambos casos, no corresponde.

Entonces en mis inicios tenía que sembrar.  Lo tenía claro.  Soñaría con gastar, viajar, comprarme el Volvo 240 que recortaba del periódico en tercero de secundaria, pero no correspondía.  Hay que esperar para cosechar; si no, el fruto puede estar aún verde.

De electro a inversiones 

En el 1998 Carlos me dio otros 45,000 dólares de préstamo y no sabía que hacer con el dinero porque estaba destinado a poner un micromarket que nunca salió.  A las semanas, y sin usar el dinero ( que no podía seguir dormido) lo usé para hacer un préstamo a un cliente de Credishop. Luego a otro, y al tercer día a otro más. Nació Prestafácil, que muchos años después se convirtió en Cooperativa Tres Cruces.

Faltaba servicio técnico para los electrodomésticos, asi que con un un socio creamos Soluciona, una empresa de reparaciones a las marcas que vendía Credishop. Me fue mal por un problema de deshonestidad.  Lo vendí perdiendo. Vuelta a la página y usar la energía interna para generar cosas nuevas y no para llorar. 

Al poco tiempo me di cuenta de que las cuentas por pagar a los bancos y terceros eran inmensas para mis inicios. Es anecdótico, pero uno se acostumbra y, en mi caso, deja de estreñirse.  Quizá se le puede llamar experiencia.

Hubo oportunidad de hacer una sociedad restaurantera cerca a San Francisco, en EEUU. Entonces envié plata e hicimos Chola´s, un restaurante de comida peruana.  Duró para mi menos de tres años y salí del negocio perdiendo mucho dinero. Otra vuelta a la página. Rápido no más, porque si no uno se queda estancado.

Balanceando años y equilibrando el reloj

En la Escuela de Negocios varios me preguntan que negocio es bueno para poner.  Sin esperar respondo: cualquiera con tal que trabajes duro, seas principalmente ordenado con los números y reinviertas todo lo que puedas.  Ojo que para nada nombro inteligencia, maestría en ESAN o un Ph.D en finanzas.  Esa es la esencia de los 37 años de chamba que llevo.  No tengo algún secreto para lograr cumplir mis objetivos que no sea ese, y por eso lo digo con orgullo y alegría.    

También me asocié con Teddy y pusimos Infoserv, una cabina de internet que era el boom del rubro. Después, con el tiempo, vinieron Inmobiliaria PVZ; Mercunova, en cobranzas; Tokefácil, en microcréditos; y sociedades en las que entré de accionista, como: Autoservicio La Granjita, Manta & Tinta en Arequipa, La Panka en Lima y Manta en Miami.  Creo haber hecho hasta ahora algo más de 25 negocios en mi vida laboral que me han aportado experiencia. Lo bonito es que en el 90% de los casos, esos negocios, los he gestionado desde cero usando el método de prueba y error.

img_5280

En los últimos años, admito que mi ritmo laboral ha bajado considerablemente y pretendo seguir así para reducir también las tensiones que a mi cuerpo le cobran naturalmente por la edad. De paso que ayudo a mi próstata a desinflamarse.  Estoy aprovechando ese tiempo libre para devolver un poco de lo mucho recibido y lo hago con cosas como la Beneficencia, La Escuela de Negocios, la Cámara de Comercio y ahora promoviendo mi sinapsis con mi blog Novuz, (www.novuz.blog) en el que estoy escribiendo.  

“Pásame tu currículum urgente”, me pidió un funcionario del Ministerio de la Mujer, cuando me postularon para director de la Beneficencia de Mollendo. ¿CV?. No tengo, nunca lo hice. Recién me di cuenta.  “Tienes que demostrar tu experiencia!”, me exigieron los burócratas limeños. Casi me vuelvo a estreñir después de años.

Procura no tener jefe y ojalá no seas ni cura ni militar, porque ellos acatan una orden a rajatabla”. Eso me dijo mi papá al salir del colegio y, quizá, fue premonitorio para nunca pensar en hacer un currículum. 

Ahorra me rio al escribirlo, pero algo de lo que escuché a mis 17 años se me quedo grabado.

3 respuestas a “Cómo sobrevivir al Currículum Vitae sin estreñirse en el intento”

  1. wow! En verdad se requiere un espíritu particular y casi Kamikaze para ser empresario. Yo aún estoy buscando un modelo de negocio para no empresarios porque se administración y contabilidad tengo poco o nada. Gracias por compartir tu experiencia 😃

    Le gusta a 1 persona

  2. Avatar de phenomenal0ee4334b49
    phenomenal0ee4334b49

    Todo esfuerzo tiene su recompensa. Tengo este pensamiento que si cosechas cosas buenas obviamente eso es lo que cosecharás. Todo lo que tienes lo has logrado a base de trabajo y sacrificio y la dedicación que le has puesto a todo lo que te has propuesto. Auguro muchos éxitos para tu vida cuñado, eres mi inspiración para pensar en un emprendimiento 😄. Saludos. Esperando con ansias la siguiente publicación.

    Le gusta a 1 persona

  3. […] A los días, el dinero ya no alcanzaba y ahí empezó mi estreñimiento. Suena gracioso, pero es cierto. Puedes encontrar esa historia en particular en: https://novuz.blog/2025/03/04/como-sobrevivir-al-curriculum-vitae-sin-estrenirse-en-el-intento/ […]

    Me gusta

Replica a phenomenal0ee4334b49 Cancelar la respuesta