Pitangui en Minas Gerais: La Cuna de un Sueño

  • Relatado el 19.10.24

Pitangui, una ciudad pequeña pero vibrante, que se encuentra  en el estado de Minas Gerais, Brasil. Fundada hace más de tres siglos y situada a unos 130 kilómetros de Belo Horizonte, Pitangui cuenta con unos 27,000 habitantes, y aunque su tamaño es modesto, su historia y el carácter de su gente la hacen única. Para aquellos que no la conocen, podría parecer solo una parada más en el mapa brasileño, pero para quienes han tenido el placer de vivirla, como Eder, esta ciudad es la raíz y la esencia de muchas historias y sueños.

Pitangui es el punto de partida de la aventura de Eder Barbosa hacia Estados Unidos, donde se embarcó hace más de veinte años con la ambición de alcanzar las oportunidades que en su tierra natal le fueron limitadas. Desde que nos conocimos y a lo largo de estos años, él ha compartido muchas anécdotas de su infancia y juventud en Pitangui, y para aquellos que lo escuchamos, la ciudad adquirió un aire casi mítico, una especie de lugar secreto que contaba con el eco de sus pasos de juventud y sus primeros sueños. Desde hace mucho atrás Renzo, Andrés y Eder quedamos que los cuatro socios de Manta Miami vendriamos aquí para sentir en carne propia las historias que él nos hizo vivir tantas veces.

Este septiembre pasado, finalmente decidí no seguir pateando el calendario y volé  hasta Belo Horizonte donde Eder me recogió del aeropuerto.  El había llegado desde Maryland, donde vive, unos días antes. 

Desde el primer momento, Pitangui me sorprendió con su gente. En cada rincón, en cada esquina, se respira un aire de familiaridad y una calidez natural. Aquí, la gente es directa, abierta y sin pretensiones. Hablan sin empacho y eso lo hace naturalmente interesante. Se dirigen a ti con una sonrisa y no dudan en desearte “que tengas un buen día”, aunque apenas te conozcan. 

Estamos ahora en Carlita Transportes una empresa reconocida en la zona, con una historia impresionante de vida que valdrá la pena contarles mas adelante.  Carlita es propiedad de dos grandes amigos de la infancia de Eder. Nos invitan un cafeciño, como es tradicional cuando llegas a un lugar, en una mesa grande en la parte exterior de la oficina, frente al patio de trabajo de la empresa.  Pasa un chofer y se sirve un café de nuestra mesa.  Viene otro y toma un pancito de los que hay en el cesto y sigue su camino. Se acerca un mecánico y cordialmente interrumpe nuestra conversa y  hace una consulta técnica a uno de los dueños. Lo hacen sin guardar ninguna compustura social y laboral a la que yo estoy acostumbrado ver en Perú y me parece genial. Todos comparten el mismo espacio pareciendo que las clases sociales y jerarquias laborales se disuelven en este ambiente cotidiano, y en su lugar emerge un sentido de comunidad que siente raro y para mi muy especial.

Un lugar emblemático es Varandão, un restaurante local donde la cerveza siempre está fría y las conversaciones fluyen libremente. En una misma mesa puedes ver a personas de veinte años conversando animadamente con otras de setenta, o a familias extendidas compartiendo y riendo juntas, sin importar la edad. Pueden estar en una sola mesa: el abuelo, el amigo del sobrino, el cuñado y los papás. Todo un mix generacional y nadie parece notarlo.    Claro, que el que lo nota soy yo porque ahí soy el raro.  Mas allá una pareja de cincuentones se sirven cerveza y conversan ya mas de una hora y pregunto: solo tomaran? Si, solo un par de cervezas y despues si iran a su casa a almorzar, me responde  Eder.   En Perú, le digo, si estas tomando una cerveza a solas con tu esposa en un lugar público te ven como marciano, te estas amistando con ella o estas negociando el divorcio.  

Esta mezcla de generaciones me resultó entrañable y rara vez vista en Perú. Al mirar alrededor, es común ver a mujeres y hombres de todas las edades brindando y compartiendo anécdotas y carcajadas, sin prisa y sin aparentes preocupaciones. Un amigo de Eder se sienta unos minutos en nuestra mesa y conversa con los de la mesa de enfrente sin guardar compostura alguna.  

Al recorrer Pitangui, es fácil ver vestigios de su época minera, cuando el hierro hizo prosperar la región. Las antiguas mansiones del centro de la ciudad, aunque ahora muestran signos de desgaste, evocan el esplendor de una era pasada. Pasear por estas calles es como caminar en el tiempo, y la arquitectura me recordaba mucho a las casas antiguas de la Blondell en Mollendo.

Uno de los aspectos que más me sorprendió fue la fidelidad de los habitantes a su cultura. En todos los lugares que visité, desde la peluquería donde me corté el pelo, restaurantes, cafes, consultorios y tiendas solo escuché música brasileña. Parecía casi un rito colectivo: Pitangui escucha y canta lo propio ( si, muchos tararean la letra mientras hacen sus labores ) y no se deja influenciar fácilmente por tendencias externas. La música internacional tiene poca cabida aquí, y, francamente, es refrescante y bueno ver cómo la gente se enorgullece de su identidad cultural.

Mientras caminaba por los barrios más pequeños, noté cómo las plazas se convierten en puntos de reunión. La gente sale a sentarse y hablar, sin importar la hora. Cada tarde, después del trabajo, o a cualquier hora los jubilados,  las personas se congregan en estos espacios públicos, creando un ambiente cálido y comunitario. Aquí, la vida parece discurrir en un ritmo diferente, sin las prisas y las tensiones de  las grandes ciudades.

Por supuesto, no pude evitar reflexionar sobre el viaje de Eder y cómo esta ciudad tan  auténtica pudo haber moldeado su carácter y su visión de la vida. Desde Pitangui, Eder partió a Estados Unidos en busca de sueños y oportunidades que aquí habrían sido casi imposibles. Su determinación y esfuerzo lo llevaron a construir su propio camino en Maryland, donde ahora dirige con éxito sus empresas. Así que aprovecho y con cuaderno y lapicero en mano, como alumno aplicado,  pregunto y pregunto datos que ayudarán a hacer un escrito que sobre Eder estoy preparando

Intuyo, y creo que con mucha razón,  que Eder lleva en el corazón una mezcla de nostalgia y gratitud hacia su tierra natal. Es en Pitangui donde están sus raíces, y es evidente que, aunque haya hecho su vida lejos, su identidad sigue anclada en esta pequeña ciudad.  Como conversáramos una tarde: felizmente para él, Pitangui sigue representando ese ancla de sus recuerdos y en su caso es maravilloso porque equilibra constantemente el sueño que quizo y lo que ha logrado. 

Escribir un resumen anecdótico de su vida, no será fácil para mi porque me falta práctica pero igual lo haré porque es un reto pendiente de hace mucho tiempo. No es fácil tampoco capturar en palabras la historia de alguien que ha atravesado tantas experiencias y que, de alguna forma, personifica el sueño de todo aquel que se aventura lejos de casa en busca de un futuro mejor. Sin embargo, estoy seguro que esta visita me ayudó a comprender de manera más profunda los elementos que han dado forma a Eder: el valor de la perseverancia, la importancia de SOÑAR, de trabajar como buey para conseguir la meta y ese sentido de pertenencia que le ha permitido seguir adelante, sin olvidar de dónde vino. Precioso!

Pitangui, sin duda, tiene algo especial. No es un lugar turístico, pero precisamente por eso me permitió verlo en su forma más auténtica. La gente, los lugares, la música y la atmósfera de comunidad son reflejo de una vida sencilla, pero llena de sentido y de conexiones genuinas. Es aquí donde Eder comenzó su viaje, y es aquí donde, de alguna forma, siempre regresará. 

Tengo la suerte de conocer varias ciudades y quiza justamente por estas razones de sencillez es que a Pitangui la he disfrutado realmente como a pocas.

Mientras me despedía, no pude evitar pensar en la curiosidad y el anhelo de conocer algo más allá de las fronteras de su ciudad natal lo que llevó a Eder a seguir su propio camino. Al fin y al cabo, Pitangui será siempre el punto de partida de su historia, un rincón pequeño, que ahora también está grabado gratamente en mi memoria.

Una respuesta a “Pitangui en Minas Gerais: La Cuna de un Sueño”

  1. Avatar de azzzg

    de mis favoritos❤️❤️

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